Clérigos de San Viator
Padre Luis Querbes. Fundador
Los tres elementos esenciales del carisma viatoriano son: la vida espiritual, la vida comunitaria y la misión.
1.- Vida espiritual.
La comunidad viatoriana recoge la herencia espiritual del Padre Luis Querbes quien, a través de la práctica de las “virtudes ordinarias”, se alimentó de una “fe viva e ilustrada” y de una “confianza sin límites en la Providencia”, integrando fe y vida.
Esta espiritualidad se manifiesta en la misión ejercida con un “celo ardiente y desinteresado” en las actividades educativas, litúrgicas, caritativas, profesionales o simplemente cotidianas.
Los viatores renovamos sin cesar esta tradición tratando de promover el “sentimiento de la presencia de Dios”, la meditación de la Palabra, la celebración de la Eucaristía y la devoción a la Virgen María.
De esta forma, la acción y la contemplación se juntan en todos los Viatores, según el lema del P. Luis Querbes, que decía que siempre y en todas partes “Adorado y amado sea Jesús”.
2.- Vida comunitaria.
La comunidad viatoriana está llamada a presentar un nuevo rostro de la fraternidad evangélica. Nuestro estilo de vida comunitaria debe ser signo de la presencia de Dios. Estamos llamados a convertirnos, en nuestros ambientes respectivos, en pequeñas células eclesiales que, por su testimonio, irradien la Buena Nueva.
La comunidad viatoriana es, en cierta forma, una “comunidad nueva” porque creemos que es una manera innovadora de ser comunidad en la Iglesia. Reúne diversidad de vocaciones -hermanos, sacerdotes, laicos- y expresa con su vida la igualdad, la unidad, la comunión, la complementariedad, el sentido de pertenencia y la corresponsabilidad.
3.- Misión.
La misión de la Comunidad viatoriana es “anunciar a Jesucristo y su Evangelio, y suscitar a comunidades en las que se viva, se profundice y se celebre la fe” (Constitución de los csv nº 8).
Todos los viatores somos corresponsables en esta misión y nos esforzamos en realizarla a través de nuestro trabajo de educadores y en las tareas pastorales, profesionales o domésticas.
Privilegiamos la catequesis y la liturgia, y ponemos el acento en proclamar la Buena Noticia de Jesucristo, entre los jóvenes y los desfavorecidos de nuestro tiempo.
Según el proyecto del Fundador que nos quería “clérigos parroquiales”, los Viatores estamos llamados dondequiera que nos encontremos, a colaborar con la Iglesia local.